¿Las alfombras dan calor en verano? ¿Producen alergias? ¿Se pueden lavar? Ni sí ni no, todas estas preguntas se responden con «depende» y por eso hemos creado esta pequeña guía de consejos imprescindibles para elegir bien tus alfombras, para ayudarte a que te desenredes en este maravilloso mundo. ¿Nos acompañas?
RAZONES PARA DECORAR CON ALFOMBRAS
Ya vimos en el punto dos de nuestro artículo «Los errores decorativos más frecuentes y cómo evitarlos, II» que era habitual pensar que las alfombras no eran más que un estorbo. ¡Pero nada más lejos de la realidad!
Las alfombras nos ayudan a delimitar espacios y amortiguan los ruidos, evitando ecos, por ejemplo. También ayudan a regular la temperatura, lo que puede suponer una pequeña ayuda al ahorro energético que tanta falta nos va a hacer este invierno, ¿no te parece?
Además, es un aliado estético muy importante en el diseño de nuestro espacio; ya que le aporta color, calidez y textura.
¿QUÉ TAMAÑO DE ALFOMBRA ELIJO?
El tamaño de alfombra ideal es aquel que recoge todos los elementos de un mismo espacio, uniéndolo o enmarcándolo; pero esto puede hacerse de varias formas. En el salón, por un lado, podemos ajustarnos a la medida exacta del ancho del sofá o darle unos cuantos centímetros a los lados para que sobresalga un poco, enmarcando la zona interior, sin que la alfombra llegue a estar debajo de los sofás.
Por otro lado, podemos escoger un tamaño de alfombra que permita que las patas delanteras de todos los muebles, en este caso, de los sofás y las butacas, la pisen.
Por último, podríamos colocar todos los elementos al completo sobre la alfombra. Todas las opciones son válidas y que nos decantemos por una u otra dependerá del efecto que queramos conseguir.
En el comedor, lo ideal sería que la alfombra cubra la mesa de comedor completa y el desplazamiento de las sillas, que suele ser de unos 70cm desde la encimera de la mesa.
Si no quieres optar por una alfombra tan grande, ten en cuenta, al menos, que las patas traseras de las sillas deberían pisar la alfombra cuando éstas estén metidas debajo de la mesa.
En el dormitorio puedes optar por una alfombra grande, que abarque el largo de la cama y el ancho hasta el final de las mesillas o por una más pequeña a cada lado de la cama. En ambos casos, no es necesario que las mesillas queden sobre la alfombra.
Ten en cuenta que las alfombras suelen tener medidas estándar y van en rollos con anchos predefinidos. Cualquier cosa que sea recortar y salirnos de dichas medidas nos resultará más caro.
ANTIMANCHAS Y LAVABLES
¿Las alfombras se pueden lavar? La mayoría necesitan un lavado profesional en tintorerías y espacios especializados, pero cada vez más el mercado nos trae innovadoras fibras que repelen las manchas.
Es el caso, por ejemplo, de la fibra Sonora, un polímero renovable extraído del maíz, desarrollada por la empresa DuPont, cuya principal cualidad es su resistencia natural a las manchas. Además es más suave que el nylon y se deforma menos que éste: hasta un 120% de tensión sin sufrir deformación.
Modelo KLEAN, compuesta de la fibra Smartstrand Forever Clean (Sonora Triexta)
También ya hoy en día podemos encontrar algunos modelos de alfombras que se pueden lavar en la lavadora e, incluso, que pueden limpiarse directamente con la fregona. ¡Hasta admiten lejía! Perfecto para familias con niños o mascotas. O los dos.
Modelo in&out JUNKO, apta para exterior e interior y fácilmente lavable con una fregona
LAS ALFOMBRAS DE LANA: LA REINA MÁS LONGEVA
La lana es la reina en el mundo de las alfombras desde hace muchísimos años. Su tacto y su calidez y, por supuesto, sus excepcionales propiedades la convierten en la mejor elección para (casi) cualquier ambiente y, pese a lo que muchas personas creen, para todas las épocas del año. Esto se debe a que la lana es termorregulable; es decir, regulan la humedad ambiental, aíslan del frío en invierno y del calor en verano (¡No, no tienes que quitarlas en verano!).
A diferencia de las alfombras compuestas por otras fibras, las alfombras de lana son, de forma natural, antibacterianas y antialérgicas, lo que evita la proliferación de ácaros.
Las alfombras de lana conservan mejor su color y su elasticidad, ya que la lana es una fibra muy flexible y maleable. Esto propicia que las alfombras de lana recuperen mejor su forma original y no dejen huellas de pisadas o de muebles.
Y si todo esto no te parece una razón de peso suficiente para ir corriendo a cambiar tus alfombras por alfombras de lana, te diremos que también amortiguan los ruidos, son resistentes a las manchas (¡se limpian muy bien!) y a la abrasión, y retardantes del fuego. Increíbles, ¿no?