El lujo de la luz y el espacio
Ubicado en uno de los barrios residenciales más codiciados de Madrid, nos encontramos con esta vivienda unifamiliar de tres plantas a la que era necesario redecorar por completo.
Tras la mudanza, sus propietarios, un matrimonio con dos hijas jóvenes, se dieron cuenta de que sus antiguos muebles no servían para su nuevo hogar. Quedaban perdidos en medio del generoso espacio de las habitaciones.
El reto era llenar ese espacio en su justa medida para que las habitaciones no siguieran pareciendo desangeladas pero tampoco abarrotadas.
Un espacio tan amplio era necesario compartimentarlo visualmente para que no pareciese tan largo. Así que se optó por empapelar con un papel pintado mural la zona de estar.
Este espacio recibe muchísima luz gracias a las puertas acristaladas que dan acceso al jardín; así que se buscó un mural en tonos claros, que potenciase dicha luz, pero que aportase profundidad al espacio.
Para ello, este mural, cuyo diseño representa una jungla en tonos verdes, aguamarinas y arenas era perfecto. Nos invita a buscar más allá, entre sus ramas, sin que nos perturbe demasiada información de color.
Partiendo del papel pintado mural, se fue desarrollando el resto del espacio; que se ha configurado en diferentes tonos de verdes, aguamarinas, y tonos neutros.
Dada la amplitud de esta zona, se ha colocado un modelo de sofás con más fondo del habitual, de 120cm, que se adapta mejor al espacio que uno con un fondo menos ancho. Además, resulta muy confortable gracias a sus mullidos asientos y respaldos, y a las riñoneras y cojines que incorpora.
Para jugar con los colores del espacio, se ha diseñado uno en un tono arena y otro, en tono aguamarina. Los mismos tonos que tienen los cojines y el resto de accesorios decorativos.
Se optó por situar el sofá aguamarina de cara al jardín. Así no solo se puede disfrutar del paisaje, sino que también actúa de divisor y separa la zona de estar de la zona de comedor.
Al otro lado del salón, se encuentra la zona de comedor. Es un entorno elegante y sencillo, en el que la mezcla de texturas es la reina.
Preside el comedor una enorme mesa, de 250 x 110 cm, de hormigón gris clarito, a juego con la mesa de centro de la zona de estar, de 120 x 120 cm.
El diseño de ambas mesas es de líneas rectas y minimalistas, lo que hace que resalten en el espacio como verdaderas esculturas, pero sin avasallar al resto de elementos.
Las sillas entablan una conversación con el mural de la zona de estar gracias al color verde que le toman prestado. Su gran tamaño y su original diseño en terciopelo trenzado hacen que estas sillas tengan una sentada muy cómoda y placentera. Ideal para agradables y largas sobremesas.
El duro hormigón y el suave terciopelo se mezclan con la naturalidad del cannage de ratán de la original y ligera lámpara. Una versión moderna, sutil y natural de las lámparas de araña de antaño.
Cierra la estampa del comedor un aparador alto de bronce envejecido, cuyos tonos verdosos típicos maridan a la perfección con el resto de elementos de este enorme salón lleno de encanto y de sereno lujo.
Contigua al salón, nos encontramos la cocina, concebida con un mobiliario de líneas limpias y rectas, sin tiradores.
La cocina cuenta con una gran isla en el centro que alberga la vitrocerámica. La campana extractora integrada en el techo permite que no haya obstáculos visuales en el espacio.
En el office de la cocina se buscaba generar un espacio limpio y funcional. Por eso se eligió una liviana mesa de cristal que permite que la luz se multiplique por el espacio. Además, tiene un mantenimiento muy fácil y básico, idóneo para el día a día.
El punto cálido y natural lo pone la madera de roble. También una altísima lámpara de ratán, que combina los tonos naturales y negros del resto del mobiliario de la cocina.
El enorme ventanal aporta mucha luz al espacio y permite disfrutar de las vistas del jardín mientras se come.
En la primera planta se encuentra la zona de noche, con tres dormitorios.
El dormitorio principal, como el resto de habitaciones de la vivienda, es un espacio amplio y luminoso. Y para potenciar esa luminosidad y generar un ambiente tranquilo y sosegado que favorezca el descanso se eligió un papel pintado mural de aires románticos en tonos suaves.
Los troncos y las ramas de los árboles abrazan al sencillo cabecero. Para no robarle el protagonismo a la sutilidad del papel pintado mural ha sido diseñado con líneas sencillas y se ha tapizado en tono neutro.
Lo mismo ocurre con las lámparas de mesa y las mesitas de noche. En tonos dorados y blancos aportan mucha textura, pero sus líneas finas y estilizadas dejan ver íntegramente el mural. Así, se convierten en amables y silenciosos compañeros de escena, que realzan el conjunto final.
El juego de texturas y estampados del cabecero, los cojines, la butaca y el banco aportan mucha riqueza visual y armonía, gracias a que comparten los mismos tonos.
Todo ello consigue generar en este dormitorio principal un ambiente sereno y equilibrado de una elegancia sutil y sencilla.
El dormitorio principal cuenta con acceso a vestidor y baño en suite, en el que los tonos neutros y relajantes siguen siendo los predominantes.
El dormitorio de B. es un espacio cálido y acogedor. Esto se consigue gracias a la combinación de los tonos aguamarina de la funda nórdica y del papel pintado con las maderas y el resto de fibras naturales.
Ratán, yute, croché, lino… La mezcla de texturas y fibras crea un ambiente natural y apacible.
El dormitorio de A. es natural y fresco. Nada más entrar, quedamos embriagados por un precioso papel pintado mural que nos traslada a un paisaje exótico y tropical.
El cabecero de mimbre y la silla tipo Emmanuelle, junto a la paja de las lámparas y el ratán del mueble forman una mezcla de texturas muy naturales. Gracias a eso, el espacio no invita al relax y nos sumerge en nuestro paraíso personal.