Una operación muy estética.
El local, sito en Barcelona, se encontraba muy desactualizado, por lo que era necesario acometer una reforma integral para devolverlo al presente. Para ello, se llevó a cabo la demolición de varios de sus paramentos para abrir el espacio y ganar en luminosidad.
En la entrada se construyó una pared de pladur en la que se instaló el logo del cliente en 3D, iluminado por dos focos empotrados direccionables tipo downlight. La búsqueda del ahorro y la eficiencia están presentes a lo largo de todo el proyecto.
Todo el mobiliario se hizo a medida: el de la recepción, el de la sala de espera y el de las consultas. Se optó por unos muebles duraderos de madera lacada en blanco que ilumina los espacios, ampliándolos visualmente, y genera un ambiente aséptico, limpio y funcional.
La sala de espera se abrió a la zona de la entrada, para lo que se eliminaron las puertas existentes, obteniendo un espacio más amplio y acogedor.
Que los espacios se percibiesen claros y amplios era una prioridad, para lo que juega un papel importante el proyecto lumínico.
Así, la televisión donde la clínica proyecta los tratamientos que ofrece a sus clientes pende de una estructura de pladur retroiluminada que aporta confort y calidez al espacio.
En aras del ahorro, en el techo de la sala de espera y de los gabinetes se optó por downlights extra size circulated.
El aseo también se hizo a medida. Una encimera de madera lacada en blanco, como el resto de los muebles de la clínica, soporta un lavabo exento. El bajomueble parece volar sobre el suelo. Un efecto que ayuda a generar la iluminación de su parte inferior con una tira de LED.
A los antiguos gabinetes, con encimeras, armarios y baldas de aluminio, muebles en melamina en un tono azulón y puertas de cristal templado, se les confirió una vida mucho más luminosa y actual integrando el mobiliario en la pared y unificando colores.
Así se consiguió proyectar el espacio claro, diáfano, impoluto y funcional que la clínica demandaba.